Federico Gómez, en busca del sueño
La capital de Francia le dio luz al argentino Federico Gómez. De lavar canchas de tenis en Estados Unidos, a ser profesor, caer en depresión y llegar a Roland Garros a ganar su primer partido de Grand Slam en un main draw. Las vueltas que da la vida…
París fue testigo de su triunfo ante Aleksandar Kovacevic (Top-100) por 4-6, 6-4, 6-4 y 6-1 en la primera vuelta de Roland Garros, torneo al que entró como “lucky loser”. Su próximo rival es el británico Cameron Norrie.
Gómez estudió en Estados Unidos, se recibió como Administrador deportivo en la universidad de Louisville, Kentucky. Tras diplomarse empezó a dar clases de tenis y puso con un amigo su emprendimiento donde lavaban canchas de tenis. “Si ganábamos buena plata? Según. Muchas veces cobrábamos según la cara del cliente”, señaló soltando una risa.
En una extensa carta publicada meses atrás, Gómez explicó que había caído en un pozo depresivo, que sentía que el tenis le había dado todo y quitado muchas cosas. Habló de “pensamientos suicidas”. Que estuvo a punto de dejar de competir. Que lloró mucho y agradeció a la gente que tenía a su lado. Según su visión, buscaba abrirse, a encontrar la tranquilidad y “un poco de paz”.
Aquella carta conmovió al ex número uno Novak Djokovic, ganador de 24 Grand Slams.
Un día antes de su debut en París entrenó con “Nole”, quien se había solidarizado con Federico por su mal momento emocional. Había peloteado con él en Indian Wells y Miami. Cuando un periodista argentino le dijo que Gómez había ganado en su debut, Djokovic dijo: “Bravo Fede. Bravo amigo. Es una persona muy buena. Es un jugador competitivo que lucha todo el tiempo. Me siento cercano a él”.
Nadie mejor que Gómez para entender el sube y baja de la vida y disfrutar este momento de felicidad plena en el torneo soñado para los tenistas sudamericanos. Nadie mejor que él para valorar este presente luego de algunos meses de oscuridad.
Volver al circuito
Gómez decidió volver al circuito ATP, cuando daba clases de tenis y lavaba canchas en Estados Unidos, por un empujón que le dio un amigo paraguayo, padre de uno de los chicos que él entrenaba.
“Hice el clic cuando veía a los jugadores volver a viajar después del COVID. Yo llevaba casi seis años fuera del circuito. Me dieron ganas. Tenía que rearmar mi vida. El padre de un chico de la Academia de Guillermo Cañas, en la que yo trabajaba, me prestó cuatro mil dólares y me fui a jugar torneos ITF a Cancún. Todos M15. Jugué 35 partidos en cinco semanas. Decidí darme desde allí una segunda a oportunidad “, confesó en su momento al podcast “Tres Iguales”.
La potencia de sus tiros y su fortaleza física lo llevaron en pocos meses a meterse en el Top-150 del listado internacional con victorias sobre el brasileño Joao Fonseca, los franceses Benoit Paire y Alexandre Muller, el chileno Barrios Vera y el serbio Dusan Lajovic, y le permiten soñar en grande de cara a su futuro tenístico.
"El año pasado estaba acá cerca de Roland Garros jugando un M35 en Carnac. Lo gané y me vine a ver a Francisco Cerúndolo contra Djokovic en octavos. Qué loco es esto, ¿no?", se sorprende el jugador de Merlo.
Al fin y al cabo, la Ville lumière, le devolvió a Fede el brillo que había perdido.