Solana Sierra, que sorprendió a todos en el último Wimbledon llegando a octavos de final, tiene un objetivo claro: “terminar el año entre las cien mejores del mundo”.

Sierra, de 21 años, hoy está en el escalón 78 de WTA, y hasta finales de año defiende algo más de 150 puntos. En el WTA250 de San Pablo llegó a cuartos de final -perdió ante Francesca Jones -, próximamente jugará un par de campeonatos en Asia y algunos torneos de la gira sudamericana de WTA125 en polvo de ladrillo que incluye dos torneos durante noviembre en su país, en Tucumán y Buenos Aires.

La argentina volverá al equipo de BJKCUP para enfrentar a Suiza y Eslovaquia en noviembre en el Córdoba Lawn Tennis Club.

A la hora de hablar de su “nueva vida” post Wimbledon, Solana, siempre con una sonrisa dibujada en su rostro, explicó que “mi vida no cambió mucho, es cierto que algunos prestan más atención a mi juego, pero creo que me modificó en el tema del ranking ya que jugué mi primer Master 1000 y ahora, en el US Open, mi primer Grand Slam en cuadro principal sin desgastarme en la qualy. Eso es importante".

“Siento que hay que estar preparada para el nuevo circuito que empiezo a jugar y creo que me voy a ir acostumbrando al nivel con el que me estoy encontrando. No hay partidos fáciles”, contó.

En cuanto a la ansiedad que a veces le cuesta manejar dentro de la cancha, Sierra asiente con la cabeza y responde. “Sí, sí. Puede ser mucha”, acepta mientras se ríe con más ganas.

“Los entrenadores y quienes están alrededor mío tratan de tranquilizarme un poco que no es fácil, pero creo que es lo que tengo que mejorar también para estar un poco más tranquila conmigo y estar más clara de mente en los partidos”, finalizó la número uno de la Argentina.